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Como un grupo de colombianos orgullosos reconocemos, entendemos, y nos comprometemos a cambiar el futuro de nuestra nación. Buscamos y vemos en la acción cívica desinteresada y en el verdadero compromiso social la única ruta de desarrollo nacional. Creemos y nos comprometemos a cambiar nuestro pasado en nuestro presente. Sabemos y reconocemos que muchas, demasiadas, han sido las gotas de sangre derramadas en el proyecto democrático colombiano. Culturalmente, vemos a la violencia con alma desgarradora y a nuestro enemigo personal y colectivo. Por que sabemos esta ha sido una de nuestras más importantes tradiciones, nos comprometemos a cambiar, en nosotros mismos, la tradición que sin duda ha fijado la más importante de nuestras limitantes políticas y de desarrollo comunitario. Por que históricamente sabemos que de una u otra forma se nos ha insensibilizado y nos hemos inmutado ante la constante y continua presencia de los violentos nos comprometemos a hablar y a hacer publica tal presencia. Vemos en la tarea personal y seria de la autorreflexión nuestro mejor itinerario de trabajo y herramienta para el cambio. El cambio y nuestra realidad violenta no pueden ser encubiertos o desmentidos en una meta: sin embargo, para nosotros, para quienes sabemos que en nuestro consiente y en nuestro corazón que no hay realidad mas fija y verdadera que nuestra historia de lucha constante por la pacificación de una nación que desde sus inicios no ha podido mostrar una única y definitiva muestra nacional de verdadero patriotismo. Por que sabemos y conocemos que nuestra participación o nuestro silencio es parte de la ruda violencia, nos comprometemos a cambiar usando él dialogo como la única y humana forma de desarrollo.
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